Artículo de opinión de María Franco, Portavoz de Asamblea Majorera – Coalición Canaria Puerto del Rosario. El pleno del “estado del municipio”: cuando la pose sustituye al trabajo

Publicado el 1 de julio de 2025, 20:09

 Cada cierto tiempo, algunos grupos de la oposición desempolvan  la misma idea de siempre: organizar un gran pleno extraordinario para debatir el “estado del  municipio”. Suena bien, da titulares y rellena redes sociales. Es el escenario perfecto para  poner cara de preocupación, enumerar problemas de sobra conocidos y repetir el mismo  discurso de siempre: “todo va mal y nosotros tenemos todas las soluciones”. 

¿De verdad hace falta montar este espectáculo cuando cada mes se celebran plenos  ordinarios, comisiones, juntas y reuniones abiertas donde se pueden plantear todas esas  preguntas? Si alguien cree que un pleno de este tipo sirve para algo más que para agitar  papeles y grabar vídeos indignados, quizá debería repasar cómo funciona la política local de  verdad. 

Puerto del Rosario no se gestiona desde una silla, se gestiona a pie de calle. Con  presupuestos que no se quedan guardados en un cajón. Con proyectos que desbloquean  inversiones que llevaban años atascadas. Con una hoja de ruta que, como todo lo que es  realista, no se termina en dos días. Quienes ahora reclaman un gran debate anual suelen ser  los mismos que, cuando gobernaron o tuvieron oportunidad de aportar soluciones, dejaron  el municipio plagado de expedientes sin resolver. 

Mientras algunos preparan discursos grandilocuentes, se están firmando convenios para  apoyar a clubes deportivos, poniendo en marcha ordenanzas que modernizan servicios  básicos como el taxi o se desbloquean proyectos que llevaban lustros acumulando polvo en  una gaveta. Eso, aunque no llene titulares tan rápido, es lo que sí cambia el “estado del  municipio”. 

Claro que hay cosas que mejorar. Siempre las habrá. Y a quien gobierna se le exige  responsabilidad para escucharlas, asumir críticas y corregir cuando hace falta. Pero convertir  la rendición de cuentas en un teatrillo para repartir golpes prefabricados no aporta ni una  farola nueva, ni una calle asfaltada, ni un camino limpiado. 

A fin de cuentas, la ciudadanía sabe distinguir entre el ruido y el trabajo real. La política útil  se ve en cada barrio, en cada pueblo, en cada obra terminada y en cada compromiso que se  cumple con hechos, no en discursos de salón. 

Puerto del Rosario necesita menos titulares huecos y más manos remangadas. El resto, puro  postureo de salón.

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